Los celos son un fenómeno psicológico complejo que va mucho más allá del simple ego.
Representan una profunda manifestación de inseguridad emocional e instintos de supervivencia relacional. Ver Cómo ser el mejor amante
No son simplemente un juego de poder, sino una respuesta evolutiva profundamente arraigada en nuestros mecanismos de protección afectiva.
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Para un hombre, provocar celos puede ser una estrategia inconsciente de reafirmación de su valor y deseo sexual. Busca demostrar su capacidad de ser atractivo y deseado, generando una competencia que valide su masculinidad. Es un mecanismo primitivo donde se busca despertar el interés de la pareja mediante la provocación de la amenaza de pérdida.
Para una mujer, generar celos representa frecuentemente un método de evaluación del compromiso emocional. No busca simplemente herir, sino comprobar qué tan importante es para su pareja, cuánto está dispuesto a luchar por ella y qué tan seguro se siente en la relación. Es una forma de poner a prueba los límites del vínculo afectivo.
El componente psicológico de los celos está profundamente relacionado con la inseguridad personal. Quien los provoca generalmente arrastra heridas emocionales previas, miedos de abandono o una baja autoestima que necesita constantemente ser validada mediante reacciones externas. No es un juego limpio, sino una manifestación de dolor interno.
Finalmente, los celos revelan más sobre quien los genera que sobre quien los recibe. Son un síntoma de inmadurez emocional, una señal de que la persona necesita trabajar en su autoestima, confianza y capacidad de comunicación asertiva en lugar de recurrir a estrategias manipuladoras para sentirse valorada.
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