Si la seducción de una conversación falla, experimentamos una gran frustración. Si la mujer se comporta de manera extraña, siempre hay una razón
A veces, podemos pensar que la otra persona carece de simpatía y no está invirtiendo en el intercambio, mientras en otras ocasiones nos sentimos como un completo desastre nosotros mismos. Sin embargo, en numerosas ocasiones, ni una cosa ni la otra son la causa. Muchas veces, la raíz del problema en la conversación radica en nuestra incapacidad para comprender adecuadamente la respuesta de la otra persona, ya que no estamos siendo empáticos ni nos ponemos en su lugar.
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Tabla de contenidos
- Si la seducción de una conversación falla, experimentamos una gran frustración. Si la mujer se comporta de manera extraña, siempre hay una razón
- Todo en la vida tiene una razón de ser
- ¿Cómo se logra esto?
- Otra estrategia
La empatía implica la habilidad de sentir, entender y razonar correctamente las emociones que la otra persona está experimentando. Esto significa que debemos esforzarnos por comprender (e incluso experimentar) cómo se siente la otra persona y por qué está actuando de esa manera en la conversación.
Todo en la vida tiene una razón de ser
Nada ocurre por casualidad. Si nuestra interlocutora se comporta de manera extraña, siempre hay una razón detrás. Y muchas veces, esa razón no tiene nada que ver con nosotros. En la mayoría de los casos, está más relacionada con la situación o el contexto en el que nos encontramos que con nuestra propia persona.
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Por ejemplo, si me acerco a una mujer en una discoteca después de que haya sido abordada inapropiadamente por otros hombres, es probable que ella esté en guardia para evitar situaciones similares. Esta reacción no es culpa mía, pero es importante ser consciente de ello. Dado que ella no me conoce, no puede saber si soy diferente a los demás. Por lo tanto, es mi responsabilidad intentar entender su perspectiva desde el principio y asegurarme de no ser percibido de la misma manera.
¿Cómo se logra esto?
Primero, colocándonos verdaderamente en su posición y desarrollando la habilidad, día tras día, de pensar en la vida de los demás y en cómo podrían estar sintiéndose. No es tan difícil, solo requiere práctica diaria. En lugar de centrarnos tanto en nosotros mismos o en los resultados, es valioso enfocarnos en los sentimientos de las personas que nos rodean dadas sus circunstancias. A menudo, unos pocos segundos de reflexión son suficientes.
En la mayoría de los casos, las razones detrás de las acciones de los demás son evidentes si las consideramos un momento. Por lo tanto, el primer paso es reflexionar sobre ello y dedicar unos segundos a comprender por qué la otra persona está reaccionando de esa manera.
El segundo paso implica intentar contrarrestar los temores de la otra persona. Por ejemplo, si percibimos que teme que seamos inapropiados, a menudo basta con esforzarnos por ser especialmente respetuosos y educados en la conversación.
Otra estrategia
Si estas estrategias no tienen éxito, entonces podemos intentar expresar en voz alta que entendemos cómo se siente la otra persona, pero haciéndolo parecer como si fuera un pensamiento propio. Por ejemplo, si creemos que nos ve como inapropiados, podríamos decir:
«Es complicado salir por la noche debido a ciertas actitudes irrespetuosas que la gente adopta bajo la influencia del alcohol. Imagino que para ti, como mujer, debe ser aún más incómodo. Es una lástima que estas situaciones nos obliguen a protegernos y a mantener una barrera con los demás, impidiendo una interacción normal.»
Si incluso esto no funciona, entonces es el momento de la conversación de preguntar directamente. Sin embargo, es crucial hacerlo con cuidado y empatía, mostrando interés genuino por el bienestar de la otra persona, sin ser inquisitivos ni acusatorios.
Es fundamental recordar que si la otra persona no nos conoce, es probable que su rechazo no tenga que ver con nosotros. Ante una pregunta de este tipo durante la conversación, es probable que nos dé alguna pista sobre lo que le sucede, pero no necesariamente revelará todo de inmediato. Seamos pacientes, permitámosle abrirse a su propio ritmo y continuemos preguntando con sensibilidad sobre su situación. Evitemos ser intrusivos y respetemos su espacio y privacidad en todo momento.